jueves, 30 de junio de 2011

Ellas

Ojos cerrados en un suspiro ensordeciendo sentidos. Sabe que a ellas las debe mantener  vivas. Ellas son su esclavitud.
Reconoce a una desde su nacimiento, a la otra desde sus entrañas. Calida una, otra fría por falta de oportunidades.
Cuando estará preparada para aceptar que las ama. Mora yace en su mirada inmediata y Dominga reposa en sus manos cerradas.
La continuidad del color mora resplandece en su sonrisa y la complicidad de saber que nada, nadie las descubrirá nunca. Cual de ellas, Mora o Dominga,  es ese alma volátil.
Esa alma cabe en un puño suave. Reposa en cada mano que se ofrezca como abrigo, pero vuela rápido.
Las moras yacen aun firmes en tierra, aunque ella haya sido derribada hace tantos años. Se incrustan en paseos de sensaciones por ese enorme patio. Caminar sobre él, es no haberse marchado nunca.
Mora y Dominga lo saben. La que escribe es cada una de ellas. Sin cordones umbilicales que cortar se aferro a esa dualidad, Dominga y Mora.
Aunque sonria, creyendo saber conocerlas se resistiran igual a que las acepte a ambas en su alma.
Libre ese alma, tan veloz para reposar en manos ajenas y volar a otras mas desconocidas aun. Pero es su esencia ser errática, sino moriría de aburrimiento.
Ellas saben que las ama, como si fuese ella misma.
Ellas son ella. La libertad las hace esclavas de una vida hacia otra.


miércoles, 15 de junio de 2011

No se (lo mas acertado)

Sobre la facilidad de las palabras te has esfumado. Comprensible las posturas impostadas.
Dibujado en un borde, continua mirando hacia abajo.
Mano sin sostener pasiones desacertadas. Sabor sin mi color favorito.
Lo obvio de una voz hueca - que se remontara detrás de esos ojos -
El placer de una ausencia tan esperada. Descansar al fin.
Buenas palabras para esfumar la ultima imagen.
Radiantes palabras a iluminar nuevo camino.