lunes, 23 de mayo de 2011

En el aire

Llorar porque aun permaneces en el aire enrarecido.
Difícil es aceptar la ausencia permanente.
Llorar juntos. Llorar a la distancia.
Tan insípida la tristeza de lagrimas cortas, que el cinismo siempre gana en la primer ronda.
Risa. Risas y mas risas. La tristeza inspira risas.
Alegría de que ya no permanezcas en mi aire.

jueves, 19 de mayo de 2011

Mi estrella

Mi estrella tiende a retrotraerse permanentemente.
¿Como te explico que a veces quiero ser otro?
Soy tu sentido absoluto a lo insignificante.
Soy tu fobia que asfixia.
Soy tu antisocial problemático.
Mi estrella tiende a decaerse permanentemente.
¿Como te explico en esta charla cibernetica que amo y odio lo que soy? Luz infinita.
Sensación de expansión.
Luz que alimenta.
Repulsión excitante y extrema.
Soy tu sentido insignificante a lo absoluto.
Soy tu fobia que respira asfixia.
Soy tu problemático antisocial.
¿Como te explico que me encuentro y desencuentro en mi propia estrella?

miércoles, 18 de mayo de 2011

Fragmento

Sobre el vidrio frio exalan ellas perpetuas.
Duerme en su regazo, acarician el suave pelo.
Cambiando el gesto y continúan perpetuas.
Brota en el corazón el nacimiento máximo.
Fragmento de un pertenecer popular.
Somos y no somos, en lo que vivimos como mandato.
Fragmento de imagen a fotografiar.
Sigue durmiendo con su abrigo suave.
Suma un gesto y ellas perpetuas.
Tímidas. Exalan sobre el vidrio frio.
Fragmento de un mandato que no se elige.
Gesto cansado y congelado.
Armonía sonando sobre las espaldas y calladas están.
Duerme en un regazo de piel suave.
Tus palabras perpetuas salen para terminar en amor.
Nace el fragmento que dibujas en el piso.

domingo, 15 de mayo de 2011

Mi carta, tu carta, la de ellas y un nosotros también.

Carta sin fecha – para poner fecha –
“La noche, supuestamente, fue mi elegida para arribar en tierra firme.
Entre corridas de caballos para llegar a tiempo al parto queriendo evitar que naciera en la calle.
Me olvidaba de saludarte destinatario y no por ser indiferente a  tu lectura callada para descubrirme porque sin la certeza de ser segunda o tercera estoy escribiéndote igual.
Contarme de mí es terminar contando de ti y tomaras estas hojas para cortarte con mi imagen ya invisible en tu corazón dolorido.
Ya sabes que naci de noche. ¿Coincidencia en ese detalle con alguien más?
Ultima entrega de una noche apurada por un cambio de estación.
Descubrirme es saber que ellas se están mirando en el espejo desde niñas y jugando con los caprichosos cambios del paso de la edad.
¿Qué edad tendré para ti cuando repose en tus brazos?
Una por una leerás estas hojas cansadas para poder verme alguna vez.
Luego de mi nacimiento todo el resto lo conoces.
Conoces el rompecabezas de mi esencia de niña, adolescente y la mujer que esta mirándote ahora.
Si eligiera llorar, lo haría por ti, pero no puedo hacerlo porque la tibieza de tu boca sostiene mi sonrisa.
Llegaras a conocerme hasta los huesos porque la entrega fue sin resistencia.
Demonios batallaste con tus palabras. Ensordeciéndome de sensualidad.
En estos momentos, cada vez que puedo escribirte, ellas duermen.
Una lo hace tranquila en el vientre y la otra dormita en impacientes ideas.
Con ellas he visto muchos cielos – con una de ellas ingrese al cielo de su primer amor y fui amada –
Distintas ubicaciones de la Cruz del Sur que ahora posa en medio de pechos que amamantaron  con sangre.
Me dieron muchas ventanas donde miraron en silenciosas lunas el cambio de cada semana.
Una me dio el principio en meros detalles de felicidad pisando moras calientes y la otra me dio un fin – El Fin – barrancoso de la promesa de un amor eterno.
La lluvia de cada lugar era de la temperatura del aire que entrara por los poros de la piel de cada una de ellas.
Supe del amor incondicional de un padre callado por el dolor. Sentada al lado de una de ellas y a la derecha de él.
Escuche de la ira de palabras ahogadas de una infelicidad de un par de puños sobre preguntas indefensas de la otra.
¿Sera el primer miedo encapsulado en mi vientre?
Es muy temprano para responderte esa pregunta y es premonitoria la muerte de una de ellas si susurro la respuesta a tus ojos.
Cuando el tiempo se detiene adonde se tendrá miedo de avanzar. Fue la primera pregunta que me hizo.
¿Cómo encastrar tres mujeres en sentimientos?
La alegría de saber y tener la compasión de amar lo imperfecto hace que dos mujeres sean una.
Lo volátil de los sentimientos tienen el poder de encerrar personajes multifacéticos y enfrentarlos en la diversidad de los sueños.
Querer a esas tres mujeres hacen lo imposible poner el fin a una de ellas.
Hablaran, todo comienzo es con palabras.

sábado, 14 de mayo de 2011

Trascendencia

Relatar sentimientos y sentidos sin la subjetividad de lo soñado, es saber que se esta escribiendo una real despedida.
Preguntas calladas en tus labios morderás y evitaras al cielorraso que las responda. Esa mano que te tomo por primera vez, sigue firme sobre tu cara mojada por la lluvia sepulcral.
Esperare que la carta escrita de forma desprolija y arrebatada llegue a mis manos y saber del amor guardado por miedo.
Por instantes sientes como mi mirada esta pegada sobre el papel en blanco y el libro que reposa sobre mi pecho tiene el regalo de cada latido de mi corazón. Latidos que extrañaras al querer sentir tranquilidad.
¿Estas almas de donde se reconocen como inseparables? Hoy tengo mi alma en silencio. Hoy estarás en silencio.
Cada elección en mi sangre corriendo y lo que hierve internamente son cada una de mis llamadas silenciosas. Si tomara estas hojas - si lo hubiese hecho - con sus manos amorosas, Mauro, hubiese leído por segunda vez a la incondicionalidad del tiempo.
Un rictus semejante a una sonrisa, se marca en sus labios amados y reconoce ese primer beso entre los tantos que ha regalado.
Reconocería en esa letra que no se dirigen a él - consciente - sino a su alma y cree esposada. Solo estaba acoplada a otra.
La que le relataría una historia sobre un hombre y una mujer, decretada desde tiempo atras. Una historia que trasciende a él y ella.
El nombre de esa mujer, protagonista, simple - mero detalle personal -
Si ella hubiese tenido que escribir un cuento, no lo haría. Hubiera sido como espiar a dos amantes unidos en una sola figura.
Lo imposible de describir es nunca haber podido surcar su corazón, pero ya estaba instalada.
Inquietantes sus ojos por avanzar, con la ansiedad anudada en el estomago, hacia el secreto a develar. Solo debería haberse preguntado si lo hay y dejar de buscar.
Esa mano, protagonista, solo le adelantaría que su mayor miedo había desaparecido y era saber que tuvo la posibilidad remota de conocerlo, aceptándolo tal cual es.
¿Hay almas gemelas?
Era un si, cuando le escribía a ella. Me estoy relatando.
En una pausa, ella, sabe que él mira un cielorraso - ¿Una foto quizás? - para encontrar respuestas al porque continuaba su perfume en el aire. Ese mismo perfume que impregno su cuerpo la primer noche, la infinitud de noches, que se amino a soñar con ella.
Pero todavía ese cielorraso no le sabría responder donde la vio por primera vez.
Ella pudo ver a Mauro, sepulcralmente, una tarde nublada y no lloraba el cielo.
Un color opaco fotografiaba ese hombre parado en un precipicio tapado por la tierra firme.
Mordiendo lagrimas, Mauro, esperaba el rescate. Un acople decretado desde tiempo atrás.
Sin reconocer esa sensación de muerte, presionaba sus pies para al menos sentir que podía enterrarse también. Ella no lo dejaría - ¿O si? -
Mauro sentiría, bajo esa penumbra, que había perdido vida.
Ella sabría que su corazón no había muerto con esa perdida, enterrada bajos los pies de él. El amor estaría parado a su lado, envolviéndolo, pero a una distancia de milímetros los separaba y de forma graciosa.
Manos. Se encontrarían. Dejarían de esperarse, de vagar.
El sentiría que esa mano pequeña lo sacaría de ese dolor en otra vida pasada. En su presente la razón primaba por sobre lo que sentía.
Dibujarían en papel, en el aire. Ambos dibujarían. Crearían palacios solitarios en su interior, aguardando la luz que alimentaria la calidez añorada.
Lo regañaría en meditaciones. Todas las palabras serian condicionantes al final de la lectura.
Ella hubiese prometido un cuento, pero no lo haría.
Las manos pequeñas soltarían - soltaran - el sueño de otro.
Esas manos trascenderían en otras manos, dejando en esa tarde de sepulcro la imagen de un hombre de una vida pasada, pero no presente.
La trascendencia es ella misma.