jueves, 17 de mayo de 2012

Chispa II

Las memorias de uno suelen ser desmemoriadas. Con el paso de los días se llega a entender, a sospechar, cual es el propósito de estar sentado de este lado de la vereda.
Con la genialidad de la incertidumbre se camina alegremente por las sendas de los diálogos ajenos.
Se escucha la caricia del viento de otoño en una nueva ventana llena de luz.
Mirada picara sobre esas letras -que encierran en sus manos -
Memorias desmemoriadas justo a tiempo del destiempo. En las orillas del olvido se recuerdan las cosas mas ridiculas y agradables de vivir.

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