jueves, 21 de julio de 2011

Oponente

Adentrarse en un sueño para batallar la perdida es un anuncio de venganza.
Se acerca sigilosamente el intruso, la distracción de otra búsqueda lo hace invisible, situándose en su costado próximo. A su oponente.
Se huele al intruso casi con el desagrado de la repulsión cuando graciosamente en algún instante mínimo de un lejano presente hubiese creído que era el aroma mas dulce.
Vigilando que la proximidad no sea arrebatada, la gente del lugar esta alborotada y no deja ver, pero si se puede sentir.
Comienzan las palabras. Palabras que rebotan. Palabras sin la menor valentía de lastimar, porque se ignoran, esta ocupado. El oponente esta ocupado. Ya se ocupo hace tiempo.
¿Se dió cuenta que esa mirada lo salto en el instante que no se provoco reacción alguna?
Al creer perdida la batalla en la realidad se adentró en los sueños del oponente, pero ahí es todo mas rápido y áspero, dificulta el respirar.
Las palabras se ahogan,  se pierden en llantos, salen retorcidas para chocar en paredes, se elevan en gritos esas palabras y la mirada no gira, intruso de sueños.
El conjunto de palabras, no tienes nada para perder, se fueron.
Cayo en la realidad y se dió cuenta que ya se había marchado para otro sueño, donde nada se pierde.
Sale de ese sueño derrotado sin pelear porque el oponente que fue a buscar ya lo saludaba del sueño de enfrente.

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